El Precio de un Sueño

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«Hoy se cumple el vigésimo aniversario de la muerte de Simón Kostopóvolos. Sólo asistimos cuatro personas a su entierro en el cementerio de Kerkyros, en la isla de Corfú: la famosa soprano milanesa Paola Bracq, la señorita Roberta Eister, el maestro de astillero Peugino, y yo.

Antes de que descendieran el féretro, Roberta, con luto de viuda, depositó sobre la tapa una rosa roja y Paola Bracq dejó al lado una rosa blanca. Recuerdo que el viento del Mediterráneo se tornó helado y comenzó una ligera llovizna, justo cuando el sacerdote finalizó el responso; él se fue, pero nosotros nos quedamos allí hasta que la fosa quedó completamente llena. Cuando los sepultureros acabaron su labor, el más viejo se acercó a mí en busca de la propina. La recogió con discreción y, tras un titubeo, me dijo:

―En todos los años que llevo llenando tumbas, es la primera vez que me queda llana.»

Es una novela corta escrita en 1999. Aquí explico cosas que quizá te permitan disfrutarla más tanto si la has leído como si no. Si la quieres comprar, la encontrarás aquí.

El naufragio del Titanic y sus leyendas han tenido sobre mí un efecto magnético desde que era chico; desde siempre me he detenido en cualquier noticia o curiosidad relacionada con ese buque. Por eso, la nave que diseña y construye Simón Kostopovolos en El Precio de un Sueño tiene mucho que ver con el navío insignia de la compañía White Star. 

El Titanic era un barco de doble casco. Es decir, que había un casco interior entre el casco en contacto con el mar y el interior del buque propiamente dicho.

Una de las leyendas de astillero del Titanic es que un trabajador quedó atrapado en el espacio entre casco y casco, y ahí nació la idea que generó la trama de El Precio de un Sueño.

El resto, que la acción inicial se sitúe en Colombia, que el comandante se llame Márquez y que el nombre de  la nave estelar de pasajeros sea Cartagena de Indias fue mi homenaje particular en 1999 a Gabriel García Márquez, para mí el mejor escritor del siglo XX y principio del XXI. Por cierto que siempre lamentaré no haberme atrevido a ir a hablar con él y pedirle un autógrafo un día de primavera de finales de los 70, cuando le vi sentado a la mesa de la terraza del Sandor, en Barcelona.

Por otra parte, justo es decir que la novela fue escrita oyendo a Saint Saëns, a Mozart y a Beethoven. La música me inspiró el personaje de Paola Bracq y mi recuerdo de revistas americanas fue el responsable de la aparición de Max Baer, que fue un boxeador del peso pesado muy famoso y muy querido en los EE.UU a mediados de los años 30.

La trama de El Precio de un Sueño avanzó con gran facilidad mientras la escribía, pero el primer final no me gustó nada y paré de escribir.

Probé varias maneras de acabar pero ninguna funcionó como yo quería. Fue cuando me di cuenta de que el final de esta historia debía mantener el sortilegio de Simón sin llegar a eso que llaman un «final abierto». No quería de ninguna manera acabar de esa manera porque me parece una forma de ocultar que no se sabe cómo acabar la historia. Fue entonces cuando vi de nuevo en la tele Memorias de África y supe cómo acabar El Precio de un Sueño.

Portada del fanzine Framauro nº 1

Portada del fanzine Framauro nº 1

Esta novela corta fue publicada en abril de 2000 en el número 1 del fanzine Framauro y tuvo muy buena acogida por parte de la crítica (Juan Manuel Santiago, Gigamesh) y del público. Estuvo cerca de ganar el premio a la mejor novela de acuerdo a una votación entre los miembros de la Asociación Española de Ciencia Ficción y Fantasía en 2000.

5 respuestas a El Precio de un Sueño

  1. Pingback: El precio de un sueño – Ilusión en proceso de aprendizaje, autodidacta

  2. franizquiero dijo:

    Nada que agradecer y mucho que compartir… He dejado una reseña en Amazon. Me gustaría hacerte llegar una propuesta de entrevista, con el fin de `darte a conocer en los grupos de Facebook y comunidades de Google+ por donde me muevo.

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  3. franizquiero dijo:

    Actualmente me hallo inmerso en su lectura y, a pesar de que no me van las novelas de corte romántico, he de reconocer que me ha encantado por varias razones; aunque si he de ser sincero: la estructuración y la brevedad de la misma se llevan la palma, pues, no ha precisado escribir mucho para narrar una gran obra.

    Le gusta a 1 persona

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