«Las manos de Selbleza son blancas, fuertes y bellas, y amasan con habilidad la espalda de ébano brillante de Amina, la hija del rey de Saif, que está tumbada sobre el mármol blanco del hammam, al borde de la piscina, junto a una bandeja de plata con dos tazas de té y una túnica roja que hace aún más hermosa su piel de adolescente.
El sol de la tarde entra por una celosía en lo alto de los baños y las ilumina con claridad y calidez, distinguiéndolas nítidas contra la penumbra del resto de las mujeres que están en los baños de la sala enorme.»
Es el primero de los Cuentos Cruentos. Lo puedes encontrar en Amazon aquí.
El sanguinario sultán Al Khaleb está maldito porque ha roto su pacto con el Diablo. En el sueño que le aterroriza está escrito su propio final, que el Ángel Caído lleva preparando desde hace años.
La trama de este relato me vino a la cabeza conduciendo una noche de Septiembre de 2011 hacia Barcelona desde Calafell. Disfruté muchísimo escribiéndolo porque los personajes me salieron solos con una fuerza extraordinaria.
Fue una obra compuesta exclusivamente en horas nocturnas a lo largo del invierno de ese año, consultando cuestiones sobre harenes, sobre religión musulmana, vídeos sobre danza del vientre, y siempre con el recuerdo de la belleza, la sencillez y la elocuencia del primer tomo de Las Mil Noches y Una Noche que había estado leyendo durante ese verano.
En relación con la danza del vientre, entre los miles de vídeos que hay en la red, encontré en YouTube estas imágenes de una bailarina egipcia llamada Boubouoka, muy sensual, que fue la que me inspiró para el baile de Zulema en el cuento.
La lástima del vídeo es que la música no es la original, pero el arte de la bailarina es una maravilla.
Por otra parte, estudiar la historia de los harenes a través de la literatura, la pintura y la fotografía fue un placer, sobre todo porque la imaginación de los occidentales sobre esa institución dedicada a mantener mujeres para un único hombre puso en funcionamiento un imaginario romántico, exótico y sensual que tenía poco que ver con la realidad.
Además, hacer una visita a las diferentes singularidades de la religión musulmana en relación a sus demonios fue toda una aventura llena de peculiaridades.
Espero que disfrutéis de este relato.
Muchas gracias a todos los que leéis El Harén porque conseguís que se encuentre entre los 100 cuentos más vendidos en su sección de Kindle. ¡Así da gusto!
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Si todavía existe, podría optar por el premio «La Sonrisa Vertical».
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